¿Qué Copenhago aquí?... Ahora también panamaño

Aventuras y paranoias de un maño exiliado en la glacial Dinamarca y que ahora buscará fortuna a la orilla de los mares del sur

martes, 14 de julio de 2009

7 meses y una visita

Hola a todos!
Durante el día de ayer me tocó ponerme al día de todo lo ocurrido en las dos últimas semanas ya que, como os había comentado en el último correo que mandé; me las tomé de vacaciones coincidiendo con mi primera y, posiblemente, única visita a lo largo de este año. Se acercó un compañero de la oficina de Copenhague del año pasado hasta aquí y durante este tiempo hemos estado recorriendo un poco el país en todos los medios de locomoción imaginables; con su visita he aprovechado también para conocer un poco más el país que me lleva acogiendo desde hace poco más de 7 meses ya! 7 meses que han pasado bastante rápido, para qué engañarnos; sigo echándoos a todos de menos, los cafecitos que tomamos de vez en cuando y demás; así que cuando vuelva a ver si recupero el tiempo perdido dure lo que dure.
El viajecito ha estado de PM; pasamos en la ciudad unos días hasta que Ale se aclimatase, aprovechamos para salir un poco, ver la ciudad y tal y, posteriormente tomamos un avión hasta Bocas del Toro, en el norte, haciendo frontera con Costa Rica; ahí nos quedamos dos días enteros martes y miércoles, pasamos el tiempo en playitas y haciendo una excursión por distintos lugares. El jueves fue el día completo de viaje en distintos buses para llegar a Santa Catalina, un sitio al que quería llegar para que Ale descubriese el buceo y, de paso, hacerlo yo también; resultó impresionante, imagino que a lo largo de este mes volveré otra vez por Coiba a ver si hay suerte y puedo ver ballenas; de ahí viaje en bus otra vez hacia Las Tablas el viernes, donde habíamos quedado para pasar el fin de semana en Pedasí y las playas de la península de Azuero; un sitio con algún rincón bien majo para hacer buceo con tubo y con una isla (Isla Iguana) llena de cangrejos de todo tipo, tamaño y color.
Volvimos el domingo por la noche y el lunes estuvimos de relax subiendo al Cerro Ancón (punto más alto de la ciudad, 200 mts.), viendo un poco el parque metropolitano y terminando por comer en el mall de Albrook.
El martes por la mañana, gracias a María y a sus visitas, aprovechamos para visitar el parque nacional del río Chagres y a la Comunidad Emberá que allí vive; la carretera para llegar un auténtico infierno, pero el paraje impresionante; nos pudimos bañar en una cascadita y, justo cuando emprendíamos el camino de marcha, llegó la lluvia tropical que tantas ganas tenía que Ale viese y que nos empapó de arriba abajo; podía habernos pillado un poco más resguardados y no en medio de un río a punto de tomar un viaje de 20 minutos en bote por el río para volver a casa! Tras secarnos como pudimos rumbo a Panamá entrando antes por el Templo BaHai que está situado en uno de los cerritos que tanto abundan por los alrededores de la ciudad; un señor muy voluntarioso nos ofreció un oficio en inglés y nos comentó un poco sobre su religión; van un poco sobre aunar todas en una, que los distintos dioses no son más que el mismo pero en distintos estados de la humanidad… muy buena teoría pero la práctica, como en casi todas las religiones, dista de al perfección; si queréis más info ya sabéis, Wikipedia.
El miércoles era el día para tomar el segundo avión, rumbo esta vez a Cartí, en San Blas, la provincia de Kuna Yala, donde los indios Kunas viven rigiéndose por sus propias reglas tal y como les permite la constitución panameña. Parece increíble pero llegamos y no precisamente gracias a mi; puse mal la alarma y dormí con el móvil apagado: resultado, despertarme tarde, llamar desquiciado a Ale y María para que se fuesen ellos y tras calmarme Ale un poco pasar a buscarme en taxi para llegar justo a tiempo cuando no daba un duro por ello. María, que es la leche, dio con la mejor isla donde alojarse; increíble, más cara de lo que son otras sí, pero con un dinero bien invertido y que merece la pena ya que incluía todos los gastos normales (traslados, excursión y comidas) así que se pagaron bien a gusto. Además Ale quedó prendado por el sitio y eso es lo que importa ya que él era el que estaba de visita. Llegamos el viernes por la noche para dar una vueltecita y terminar el sábado con otra chipiante lluvia tropical y haciendo las últimas compras para ir al aeropuerto y, mientras tomaba una cervecita con Davi en el Istmo, recibir una llamada de Ale, su avión se había roto y estaban de vuelta en la ciudad, noche de hotel incluida. A la mañana siguiente eso sí vuelta a despedirse, esta vez para bien.
Así pues, termino las vacaciones al menos tan cansado como cuando las tomé, pero mucho más satisfecho y, encima, enganchadísimo a una canción que Ale trajo de mis añoradas tierras españolas... Con ella os dejo. Gracias Ale por las dos semanitas
Saludos!

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio