Las fichas siguen cayendo
Imagino que todos habéis puesto las fichas del dominó una tras otra con el objetivo de que, con un poco de ayuda, cada una vaya siendo derribada por la anterior así sucesivamente hasta llegar al final; pues bien, en mi caso el circuito diseñado es más bien corto, son 12 fichas y hace un par de días cayó la octava… así pues la novena está ya casi temblando al saberse la siguiente.
Lo mejor de este mes ha sido el viajecito a Coiba que ya narré en la entrada posterior, sin lugar a dudas fue la mejor visita allí desde que estoy aquí.
Lo peor, bueno, quizá el clima que está realmente tropical. Las lluvias a medio día están frustrando todos los intentos de Sergio y míos por jugar un partido de tenis en condiciones decentes; a ver si esta semana el tiempo sí lo permite.
Una novedad algo tonta es que, por primera vez desde que estoy en Panamá (o eso creo) estoy completamente sólo en casa; Eva estará ahora mismo disfrutando de la cosmopolita vida neoyorkina. En verdad la chica se lo merece; estar sin ver a tu media naranja durante tanto tiempo no debe ser cosa fácil. Vamos yo no veo la hora de ir a Zaragoza para ver a mi gente durante un tiempo al menos, así que, en su caso y el de todos aquellos que se embarcan en una aventura así con pareja, tela.
Por hechos que no vienen a cuento el fin de semana pasado (no el inminentemente pasado sino el anterior) estuve acompañando a Eva a un par de centros comerciales y, en plena euforia de rebajas, baratillo, que lo llaman aquí, di una leve rienda suelta para comprar un par de cosas que necesitaba y alguna más caprichosa… la verdad es que los precios de algunas cosas están tirados, debería haber comprado mil cosas más que necesito… botas de montaña, zapatillas, vaqueros, etc. no sé si esta maraña de rebajas continuará durante mucho tiempo, ni si, antes de que vuelva para España, volverá a haber algo de este tipo, pero sí le podría haber sacado un poquito más de jugo, la verdad.
Y a todo esto… ocho meses, queda menos de cuatro y después? Por lo pronto navidades en casa con la familia, que el año pasado me pusieron falta, y después… buf, el destino dirá, tal y como está la cosa España no parece lo más apetecible, para qué nos vamos a engañar; pero el mercado fuera tampoco está demasiado boyante, para qué engañarnos…
Si fuese creyente diría aquello de que Dios proveerá, pero, como en todo caso sería Pilicentrista tendría que decir que será Pili la que proveerá, pero mucho me temo que estas cosas quedan (por ahora) un poco lejos de su poder…
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