De todo un poco

Bueno ya hacía tiempo que no escribía nada, no por falta de ganas, pero el último mes ha sido bastante intensivo.

Comenzaré diciendo que hicimos una escapadita de un finde a Oslo, donde conocimos a los compañeros de allí, gente muy maja (un saludo) y de paso la ciudad. Se terciarán fotillos.

Al poco de llegar fue la celebración del cumpleaños redondo (así los llaman aquí cuando cumples la década) y cada uno en la oficina tenía que llevar un plato... Fui nombrado cocinilla de los becarios y, en casa de Xavi, preparamos un par de tortillas de patata, gambas al ajillo y alguna cosita más... la verdad es que quedó de fábula y tenía una pinta que para qué contar...

Pasado esto llegó la despedida de nuestras niñas, bueno, más bien mozas, pero yo, como becario abuelo de la oficina, los veo a todos tan niños... en fin, será la edad o lo que sea, pero la verdad es que pensábamos que la cosa sería dura sin ellas y no nos equivocamos, falta la sonrisa de Ángela y sus visitillas a media mañana y la risa de María... Nadie me ha llamado idiota, tonto o cualquier otro calificativo con tanto cariño.

Ahora ellas están acostumbrándose a España, que no es poco, la una rodeada por su familia y su chico y la otra con una parte de su cabeza y su enorme corazón a medio camino entre Suecia y Hong Kong. Ya sabéis que en Copenhague tenéis casita... En homenaje a vosotras fotillo jijiji.

Tras esto y la comida de Navidad, vuelta a casa, más corta de lo que me hubiese gustado, y es que casi no tuve tiempo para ver a toda mi gente... ojala cada minuto con ellos hubiera sido una hora, pasar tiempo a solas con mi madre y hermanos, amigos cercanos de siempre, cenitas, etc. como la mastercard... no tiene precio.

La nochevieja se pasó rápido pero en muy buena compañía también, gracias a Maite, mi compañera de Máster, grupo B y minigrupo B8 volví a ver caras que no veía desde septiembre en una ciudad que tiene un ambiente increíble... toca volver en un par de findes.