¿Qué Copenhago aquí?... Ahora también panamaño

Aventuras y paranoias de un maño exiliado en la glacial Dinamarca y que ahora buscará fortuna a la orilla de los mares del sur

miércoles, 25 de junio de 2008

Mortaaaaalities (léase con tono chanante)

El finde se presentaba bastante normalito… ante tal panorama, y armado de un teléfono móvil, decidí pegarle un toque a Ale; no recuerdo qué estaba haciendo él en ese momento, quizá limpiando su casa (fijación que tiene el pobre, con lo bien que se vive entre la inmundicia de las obras). Cuando cogió el teléfono el comenté el plan y le pareció estupendo. Tras bastante más tiempo del previsto por fin iba a poner mis pies sobre el sitio con mayor concentración de famosos por metro cuadrado de toda Dinamarca… nos dirigimos al Assistants Kirkegaard.

La lista de famosetes es bien larga, ¿no?

En primer lugar es obligatorio dirigirse la tumba del danés más universal por excelencia, ese famoso inquilino pesado para algunos, tal y como se reveló no hace mucho en los medios de todo el mundo. En todo caso su morro es casi tan grande como su leyenda, y es que Andersen ha marcado la vida de casi todos los que hemos tenido una infancia… quizá sus cuentos no son los más contados por las abuelas del mundo, cuando tenían la costumbre de hacerlo, ese título le corresponde a otro (no puedo evitar recordarme siendo un chiquitajo en la cama de mi abuela que, con paciencia infinita, se convertía cada noche en Sherezade al servicio del pequeño emperador.)

Tras éste, recordando las palabras de Paola, vislumbré una lechuza, sin duda, esa era la tumba de otro grande, Bohr. Pecando de ignorancia diré que no tengo nada claro qué hizo este hombre, pero soy demasiado de letras ( de esto ha versado la discusión diaria de la oficina, entre un Xesús trajeado y exultante y un Fer testarudo, como buen maño, y con una voluntad numantina a prueba de bombas XD)… mis compañeros de oficina, bastante más cultos que yo, sí saben de quien hablo.

El último, un filósofo, curioso que se apellide Cementerio…

Por el camino quedaron más famosetes, Rasmus Rask, como la calle de Xesús, además de pintores, artistas y demás.

Me sentí bastante raro haciendo fotos a tumbas, pero los daneses no se cortan en los cementerios, por hacer hacen hasta barbacoas, así que una foto de alguna tumba curiosa no puede resultar mucho más irreverente.

Y como no puede ser de otra manera...


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