Visita Bea y Miguel (I): Bergen
No hace mucho, dos semanas, tuve por fin la suerte de recibir la visita de Bea y Miguel, se quedaron en Copenhague del 28 de mayo al 6 de junio, nueve días enteritos. Al principio pensaba que era mucho para ver la ciudad y demás, pero tal y como se han ido desarrollando los acontecimientos no ha sido tanto, casi que se nos quedó sensación de que supo a poco. Bueno, en nada estoy en Zaragoza otra vez.
El azar hizo que nos alojásemos en el Montana Youth and Family Hostel, que, si bien está a unos 5 kms. del centro, posee una situación envidiable. Situado en la parte alta del Monte Ulriken, una de las siete colinas que rodean Bergen, ofrece unas vistas de la ciudad increíbles, que te hacen comprender que, si bien en población Bergen no es demasiado grande, en extensión es increíble, o eso parece de su posición encerrada, casi estrangulada por las montañas y el Mar del Norte.La gracia del viaje estaba, pues en hacer un recorrido, como fuese, por algún fiordo, y para eso los noruegos son bastante espabiladetes; si vas para pocos días y quieres tener una pequeña introducción al apasionante mundo de la naturaleza noruega nada mejor que Norway in a Nutshell, caro pero merece la pena... además no olvidar que Noruega es uno de los países más caros del mundo, sino el más caro (los bolsillos todavía se resienten). A las 7.58 de la mañana del 31 de mayo cogíamos el tren que abandonaríamos para coger el famoso tren de Flåm y de ahí el barco por el Sognefjord de vuelta a Bergen, todo ello en más de 12 horas. Para afrontar semejante jornada debíamos procurarnos un copioso desayuno, claro está.
Nada más dar cuenta de tan suculentos manjares nos metimos en el primer tren que nos llevaría hasta Myrdal, donde cogimos la línea que lleva a Flåm. Esta línea da un servicio principalmente turístico, recorre unos 20 kms en una horita y hace paradas puntuales para que el viajero pueda hacer fotillos. Está totalmente restaurado, como puede apreciarse, a mi me recuerda a las películas del Orient Express :-DUn ejemplo de lo que desde ahí puede verse es la catarata Kjosfossen, una impresionante caída de agua que electricidad a la zona. Es la más llamativa pero no la única, para mi sorpresa, y quizá para la de muchos, resulta que Noruega posee multitud gracias a los glaciales y al deshielo, lo que hace que también destaquen por su caída, las 10 cataratas más altas de Europa se encuentran ahí, para muestra un botón:
Llegados a Flåm nos tocó esperar un buen rato hasta coger el barquito de vuelta a Bergen, el pueblo es bien pequeño pero si tienes ganas de andar tienes varios itinerarios que te permiten conocer la zona en no demasiado tiempo... Por cierto... ¿He comentado que Noruega es también la tierra de los Trolls?
Una vez en el barco pues a sacar fotos como condenados, la pena es que el viento es terrible y eso dicho por uno que viene de Zaragoza no es poco... de todos modos algunas fotos sí que merecen la pena subirse.
El día siguiente lo consagramos por completo a visitar la ciudad de Bergen, a mi me gustó mucho, pero para gustos colores, la verdad. A destacar que estaba llena de fanáticos de Kiss, pues el grupo daba un concierto esa misma noche.
1 comentarios:
bea: nosotros nos lo hemos pasado muy bien, todo super bonito, el país tiene costumbres muy distintas de españa (todos deberíamos poder salir del trabajo a las 5 de la tarde...) y merece la pena. los fiordos lo que más.
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