Aquí seguimos
Pues sí, aquí seguimos en un Copenhague bipolar que nos sorprende con días radiantes y con tormentas de nieve cuando menos lo esperas...
Cada día soy un poco más danés, bueno lejos de ser rubio y alto por fin puedo decir que ya voy con la bici a todos los lados, vamos sólo me falta ir al baño con ella... que todo se andará.
Lo cierto es que uno de los propósitos que tenía al llegar aquí era perder el "miedo" a la bici... hecho, costó un poco pero si no me lo quitaba en esta ciudad con carriles independientes y conductores respetuosos no lo iba a hacer en ningún otro lado. La única pega es mi innata torpeza y mi falta de velocidad... acerca de la primera creo que no hay nada que hacer, viviré con ella, pero reconozco que el lunes cuando mi pantalón se enganchó con la cadena subiendo el puente del Langebro por un momento me vi en el suelo (otra vez, claro).
La falta de velocidad es lo que puedo subsanar, de hecho gracias a ir a correr por la playita y tal cada día voy mejor, lo que no quita para que danesas con tacones imposibles y faldas mínimas, abuelas con cestita de flores en la bici, o, como bautizó Emilia a esa raza, niños sherpa me sigan adelantando... el cúlmen de lo absurdo fue cuando, no hace mucho, me adelantó subiendo el puente un niño con una bici canija cargado con un violoncelo.
Bueno cortito hoy que sigue la feria de abril jeje.
El video, una deuda pendiente con Nuria, la pucelana de Bruselas que me comentó que normalmente no baila... chiquilla, aquella noche en el Bozar sí bailabas y muy bien, así que esto es para tí, espero que te guste.
Cada día soy un poco más danés, bueno lejos de ser rubio y alto por fin puedo decir que ya voy con la bici a todos los lados, vamos sólo me falta ir al baño con ella... que todo se andará.
Lo cierto es que uno de los propósitos que tenía al llegar aquí era perder el "miedo" a la bici... hecho, costó un poco pero si no me lo quitaba en esta ciudad con carriles independientes y conductores respetuosos no lo iba a hacer en ningún otro lado. La única pega es mi innata torpeza y mi falta de velocidad... acerca de la primera creo que no hay nada que hacer, viviré con ella, pero reconozco que el lunes cuando mi pantalón se enganchó con la cadena subiendo el puente del Langebro por un momento me vi en el suelo (otra vez, claro).
La falta de velocidad es lo que puedo subsanar, de hecho gracias a ir a correr por la playita y tal cada día voy mejor, lo que no quita para que danesas con tacones imposibles y faldas mínimas, abuelas con cestita de flores en la bici, o, como bautizó Emilia a esa raza, niños sherpa me sigan adelantando... el cúlmen de lo absurdo fue cuando, no hace mucho, me adelantó subiendo el puente un niño con una bici canija cargado con un violoncelo.
Bueno cortito hoy que sigue la feria de abril jeje.
El video, una deuda pendiente con Nuria, la pucelana de Bruselas que me comentó que normalmente no baila... chiquilla, aquella noche en el Bozar sí bailabas y muy bien, así que esto es para tí, espero que te guste.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio