Aventuras y paranoias de un maño exiliado en la glacial Dinamarca y que ahora buscará fortuna a la orilla de los mares del sur
lunes, 10 de diciembre de 2007
Navidad en Copenhague
Pocas palabras en este post... si hacía falta una excusa para ser hortera en Copenhague y que ni Dios te tosa...
La verdad que por ahora sólo nos ha nevado un par de días, pero los ancianos del lugar están de acuerdo en que este año toca tanto un invierno malo (nieve y frío) y un verano caluroso (osea 25º como mucho) ... eso me ha hecho recordar el porqué quería ir al norte.
Desde que llegamos aquí hace más de dos meses ya (quién lo diría!) Xavi, Xesús y yo hemos comentado alguna vez que, junto con María y Ángela, las compañeras andaluzas de la oficina, sólo necesitábamos un vasco y un madrileño para poder hacer un chiste de tópicos españoles... pues bien, no un chiste sino una p*tada lo que ocurrió el otro día y que finalmente me atrevo a desvelar... Viernes por la tarde en el descanso del intesivo de danés que estamos haciendo; bajamos a airearnos (o mejor dicho a aguarnos, país...) y a la hora de subir al 5º piso nos repartimos entre los ascensores de tal manera que un catalán, un gallego, un francés y un maño se meten en el ascensor de 3 personas... claro esto en España no significa nada pero los daneses que son cuadriculados 3 personas son 225 kilos, 75 per capita... está claro que superábamos el peso de largo, pero hasta que no estuvimos dentro no vimos ese detalle... resultado... lógicamente el ascensor empezó bien, pero a los 2 segundos... tachán, atrapados entre dos pisos... En España un portero habría jurado 3 veces y nos habría sacado... aquí, no. Llamamos y nos dicen que está la ayuda en camino, claro al rato empezaron las coñas dentro del ascensor grititos, 3 en raya... en fin, lo típico cuando estás atrapado en un ascensor de 1 m2... Afortunadamente happy ending y tras 25 minutos libertad.
Bueno tanta palabra y ni una foto lo compensaré hoy mismo: pero ahora, la niña más repelente del mundo según algunas personas:
Los que me conocen seguro que saben dos cosas de mí... me gusta mucho andar y soy terriblemente despistado, cuando se me juntan estos dos aspectos, el resultado bueno... mis compañeros de oficina ya tienen más que escuchada esta historieta, pero ahí va otra vez. Resulta que hace un par de semanas tuve que ir a correos a recoger una carta que no me habían dejado en el buzón por el motivo que fuese (manda huevos, pensaba yo, luego todo tuvo su explicación). Correos está en una parte del barrio que no conocía, me bajo del bus como siempre frente al metro y, con la ruta memorizada me echo a andar... en 10 minutos ya estaba ahí en correos con la carta en mi poder, carta que no era tal, sino un paquete de Dublín que me mandó una maña exiliada a la que no puedo más que mostrarle mi gratitud porque mi admiración ya se la he demostrado mil veces (gracias Vanesa, en Zaragoza te invito a comer, por lo menos). Total que empiezo a andar camino a casa con y con los cascos a toda leche (me quedaré sordo?) así que pasa el rato y yo a la mía hasta que llega un momento en que los 10 minutos de ida se habían multiplicado por dios sabe cuanto... por fin decido mirar un mapa... jejeje hace 1 hora debería haber girado hacía ahí y no hacia aquí... resultado... me estoy cruzando a patita la isla donde vivo , en sentido contrario... media vuelta, ya de noche cerrada (a las 7 de la tarde, vamos) por las callecitas de Copenhague... al final happy ending, pero 2 horitas de marcha, nunca mejor dicho... Que conste que todos aquí nos hemos perdido, como dios manda, además es la mejor manera de conocer la ciudad, o eso dicen. Qué le vamos a hacer, soy maño y como tal, cabezota, no coger el bus para volver era ya una cuestión de orgullo para mi.