Todos somos informáticos...
Como siempre J. fue el primero en llegar, algo comprensible, era su tarde libre, la única que sus oposiciones le permitían tomarse de descanso en toda la semana; el resto de días se encerraba entre sus libros 8 horas al día. Al rato llegó L.que había pasado la noche anterior en una sesión de constante tortura a 23452 decibelios de un famoso DJ del que se declaraba su más acérrimo seguidor.
M. fue la siguiente, miembro de una asociación de amistad con cierto pueblo perdido de Swazilandia y hacia el que sentía una profunda empatía ya que el dictador de turno quería exterminarlo. El último en llegar fue R. , J. informó a todos que esa tarde A. no iba a ir, que se quedaba en casa estudiando no sé qué certificación de Microsoft, a lo que R. , que conocía todas las alineaciones titulares del Madrid ganadoras de la Copa de Europa, sentenció “Joer con el friki éste”.