Mini feria de abril de Copenhague
Pues sí, gracias a la generosidad de la que hicieron gala los amigos de Ale, no hace mucho tuve la oportunidad de saborear por encima la famosa Feria de abril de Sevilla.
La cosa, según me relató el interesado en cuestión empezó con una llamada de teléfono aparentemente normal que debió concluir con una frase parecida a un "¿qué te ha parecido?" podría enrollarme mucho más pero me limitaré símplemente a decir que Ale tiene unos amigos que no se merece; estando tristón por no ir a la feria (de hecho todos los sevillanos de por aquí estaban más bien compungidos, así que debe ser algo común) recibió un "paquetito" con el kit de feria, botellita de manzanilla, embutidos varios, un zapato de chocolate (pero de sevillana, ojo) y una colección de farolillos imposibles de montar a la perfección, al menos para un maño nórdico como yo.
Vista que la oportunidad la pintan calva aproveché para acercarme a mi casa y llevar una botella de la bebida de los dioses.
Al final cayó sino todo, el 90 % de lo que había en la mesa (en la foto de la derecha no aparece gran cosa, pero en el momento sí que tenía su aquél, que conste), la verdad que estaba buenísimo, aunque me sigo quedando con el Jamón de Teruel (esto sí que merece escribirse con mayúscula y no internet, tal y como se empeña mi corrector de textos del word).
A lo tonto echamos 5 horitas tras las que decidimos ir a dar una vueltecilla con otros expatriados nórdicos que terminó conmigo a las 5.30 en mi casita durmiendo como un bendito tras muchas, pero que muchas risas, algún bailoteo y muuuuuucha lluvia y algo de bici. De vez en cuando una juerguecita vale la pena :-D
A cambio ya purgué todos mis pecados con la penitencia de Bornholm, que será la próxima entrada; por el momento termino ésta rindiendo pleitesía a Sevilla y su feria, ciudad que visité muy brevemente en 1.992 antes de la Expo y de la que sólo recuerdo el calor y el paseo por el Guadalquivir... otra asignatura pendiente.